Madrid,
28
Septiembre
2022
|
12:23
Europe/Amsterdam

Fundación Banco Santander explora los ángulos desconocidos de la independencia de América en su bicentenario

Fundación Banco Santander en colaboración con la Fundación Cultural de la  Nobleza organizaron esta edición del ciclo Biografías e Historia, con el título de “América, España y las independencias. 200 años de un proceso complejo”.

Carmen Iglesias abrió el ciclo de conferencias Biografías e Historia con la conmemoración de la culminación del proceso de independencia iberoamericana. Participaron también la académica Carmen Sanz, el profesor argentino, autor de Madre Patria, Marcelo Gullo, y Jaime Olmedo, director del Diccionario Biográfico.


En 2022 se cumplen doscientos años desde la culminación de varias independencias en Hispanoamérica, iniciadas con la de Colombia en 1810. A lo largo de 1821, países centroamericanos como Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua o Panamá se constituyeron como repúblicas independientes tras más de tres siglos de pertenencia a la Monarquía Hispánica. Aunque el proceso continuó en los años posteriores y finalizó tras la pérdida de los últimos territorios de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) en 1898, cree Carmen Iglesias que “conviene revisitar aquellos momentos para interpretarlos con la luz de algunas visiones y aportaciones de actualidad”.


Borja Baselga, director de Fundación Banco Santander, volvió a resaltar la importancia que la Historia tiene aludiendo a la cita de George Santayana, pensador de la Generación del 98, de que aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo. En palabras de Baselga es importante seguir reforzando el Humanismo, por eso seguimos celebrando este ciclo desde hace ya más de quince ediciones, porque “es necesario iluminar desde la luz de nuestro presente episodios históricos tan importante como las independencias iberoamericanas para desterrar muchos mitos equívocos de nuestro pasado”.

Según Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia, el secuestro y abdicación de los reyes españoles da lugar a un vacío de poder y una revolución liberal en América y España como consecuencia de la invasión napoleónica. La posibilidad de autonomía política a partir de la ausencia monárquica no fue recibida de igual modo en las diferentes colonias.

Entre 1808 y 1810 se instalaron muchas juntas de gobierno que ejercieron la soberanía en nombre del abdicado rey Fernando VII tanto en la península ibérica como en América iniciando un proceso revolucionario.

Carmen Iglesias, directora de la RAH y Condesa de Gisbert  inauguró el ciclo con la charla, “Tiempos convulsos: sentido y forma de las grandes revoluciones del XVIII y el XIX“, nos desvela que las guerras de independencia fueron una lucha entre españoles americanos contra españoles americanos...”no son guerras de independencia, sino guerras civiles”, afirma Carmen Iglesias disipando algunas dudas sobre la verdadera naturaleza del conflicto de independencia iberoamericana que puso en marcha la invasión de Napoleón, y en la que los ingleses fueron tan nocivos para los intereses españoles como los propios franceses, “los anglosajones hicieron todo lo posible para conseguir la mayor fragmentación posibles de estados que se pudiera conseguir”.

La Presidenta de la R.A.H afirma que “el público general no sabe cómo las nuevas naciones se endeudaron con los ingleses en 21 millones de libras, y como esa deuda no se saldó hasta mediados del siglo XX”, un círculo vicioso que anuló el desarrollo de muchas de estas
economías.

Otro punto a tener en cuenta fue que los indígenas quedaron sin protección en el momento que se disolvió la autoridad de la Monarquía española porque “permanecieron fieles a la Monarquía y tras ella la responsabilidad de su protección pasó a los criollos”.

Marcelo Gullo, profesor argentino en la Universidad de Lanus, y doctor de Ciencia Política, autor de Madre Patria, ofreció la ponencia “Las independencias de Hispanoamérica: relectura de una realidad compleja”, que describe las distintas interpretaciones del proceso de independencia hispanoamericano y propone una nueva visión del complejo fenómeno histórico que acontece a partir de 1810. “Gran Bretaña no podría haber hecho nada a favor de la independencia si no hubiera tenido delante suyo al inepto de Fernando VII” arguye Marcelo Gullo, ya que de haber aceptado este la propuesta inglesa de libre comercio, “la independencia se hubiera hecho posteriormente, como en Brasil, y no hubiera habido ese trauma que implicaron las guerras de independencia”. 

En esos mismos lugares se encuentra la Académica de la Historia, Carmen Sanz, cuya conferencia, “El discurso de legitimidad en los albores de la independencia: América contra Napoleón”, considera que los inicios del proceso independentista americano están directamente relacionados con la invasión ibérica de Napoleón, “las instituciones peninsulares dependientes de la Monarquía se plegaron sin resistencias, y la oposición vino de las Juntas organizados por notables locales en pueblos y provincias”. Éstas se cargaron de legitimidad al explicar las renuncias de Bayona como un secuestro de Fernando VII, en opinión de Sanz. Por eso, añade la historiadora, “en el inicio de las independencias americanas la justificación de los levantamientos fue la misma: la toma del poder de los cabildos para preservar los derechos de Fernando VII frente a Napoleón”.

En general, los territorios que funcionaban como centros económicos tardaron más tiempo en considerar la independencia como un proyecto viable. En las colonias más importantes, como los Virreinatos de Nueva España (México) y del Perú, las elites no renunciaron a mantener la relación con la monarquía hispánica a pesar de que una nueva visión política y social extranjerizante se abría paso, pues les permitía mantener la preeminencia política y el control económico y social.

Jaime Olmedo, Director técnico del ‘Diccionario Biográfico Electrónico’ de la Real Academia de la Historia cerró el ciclo hablando de “La otra independencia”, ya que el Modernismo pudo ser un movimiento de emancipación cultural de las nuevas repúblicas respecto a España. Política y jurídicamente independientes desde la primera mitad del XIX, también quisieron serlo culturalmente.”
 

Olmedo destacó a José Martí y Rubén Darío como cabezas de ese movimiento que buscó referentes distintos a la tradición hispánica, como el Simbolismo o Parnasianismo o escritores tal que Poe, W. Whitman, O. Wilde o G. D’Annunzio. “Por primera vez un nuevo tiempo literario y cultural cruzaba el Atlántico partiendo de la costa americana para repercutir en Europa y especialmente en España”, señala Olmedo, al tiempo que mira a los dos viajes de Rubén Darío a España en 1892 y 1899 como muestra de ello.

El Modernismo según Olmedo aceptó a Darío, sin darse cuenta de que “eso culminaba el proceso de independencia de esas nuevas naciones”.

Nota: Esta información se ha publicado con tecnología PressPage, líder mundial en software para salas de prensa con información y video de la Fundación Banco Santander. 

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