Madrid,
16
Septiembre
2019
|
22:10
Europe/Amsterdam

"La Vida desde una mecedora: un viaje a Cuba", por Juan Ramón Menéndez Jiménez

“LA VIDA DESDE UNA MECEDORA (Un viaje a Cuba)”, es un original y cautivador relato de un viaje a Cuba por su autor, Juan Ramón Menéndez Jiménez.

Cuba es hoy un país con unas profundas ganas de vivir y de abrirse al mundo, esperanzado ante la marcha de los cambios que operan en la política, y con un optimismo exacerbado ante el devenir de los acontecimientos -quizá urgido por la situación económica de la mayoría de los ciudadanos-, y que se suceden actualmente a una velocidad de vértigo. De los deseos, de la realidad vital diaria, de los valores e ideas comunes de los cubanos, de la base moral y social a partir de las cual están surgiendo -y urgiendo- los cambios actuales, así como de las penurias, anhelos o las contradicciones del nuevo modelo a seguir, nos habla Juan Ramón Menéndez Jiménez en un libro complejo y divertido, en el que, con una llamativa capacidad descriptiva de las personas, de los lugares, y de las situaciones más pintorescas -con episodios de una belleza poética sin par, y un halo romántico en las descripciones de las vivencias- nos conduce a un viajemaravilloso hacia lo profundamente humano. Lo esencial de este país, que satisfará a cualquier viajero, no son sus monumentos, sus valles, ruinas históricas, o una artesanía tradicional -que también-, ni la santería o los sincretismos religiosos -realmente peculiares de la isla-, sino los cubanos, su belleza moral, su cultura, su cordialidad, su buen humor y desenfado, su hospitalidad y generosidad, y una capacidad afectiva sincera y entrega personal insólitas hoy en día; seres humanos con cuyo contacto uno depura su espíritu, y a quienes se les empieza a querer de manera indiscriminada a los pocos días (u horas) de aterrizar.

La isla caribeña es un país absolutamente singular, con una cultura popular extraordinariamente rica, con el trasfondo de la herencia española, y con el amor de los cubanos hacia una Madre Patria que la mayoría no ha pisado, aunque la ensalzan y adoran como si hubieran estado muchas veces, o fueran oriundos... Verdad o mentira, muchos cubanos dicen tener una abuela o abuelo español, tío, tía, padre, madre, primo -u otro pariente-, o amigo o conocido trabajando en España incluso, hablaron con algún negrito oscuro apellidado, “"Amusátegui"...

Desde el otro lado del Atlántico, además de ser "La Perla del Caribe" durante siglos, Cuba fue para los españoles nada más que una tierra para hacer negocios, capturar riquezas, hacer trata de personas, o para colonizar con creencias religiosas; fue la tierra de los ingenios azucareros, o de salvajes explotaciones agrarias, una feraz colonia de lo que extraer todas las riquezas posibles, diezmando desde el siglo XVI a la población local.

A su vez, para miles de personas constituyó una nueva patria a la que adoraron, por su belleza y opulencia de recursos, devoción auténtica que les hizo pedir ser enterrados en la isla. Al igual que la literatura cubana es una de las de mayor riqueza en América Latina (Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, Lezama Lima, Cabrera Infante, Dulce María Loinaz o Leonardo Padura, incluso José Martí), la música popular cubana -de la que se habla y se participa en el libro, en los sones, guarachas, o danzones-, es de una brillantez y originalidad sorprendente, y no tiene parecido en belleza, o desenfado vital -desparpajo culto-, a ninguna otra en la América latina (con excepciones muy puntuales). Hay grupos y asociaciones musicales por todos los rincones de la geografía isleña, y la estudian los niños desde corta edad. La calle no es calle sin música tradicional sonando por cada rincón de muchas urbes o localidades (música ahumada con el petróleo quemado de la combustión en los antediluvianos Chévrolets norteamericanos, por ventanas de viviendas, a cualquier hora del día, como en las Casas de la Trova, o en las Casas de las Tradiciones, tabernas y bares.

Pero, detrás de la algarabía de la música popular, el buen humor, o el jolgorio vital, está la dura realidad del día a día, la brega con la precariedad, la supervivencia material y moral, el torrente cotidiano de peripecias -tragicómicas- consecuencia de la parquedad vital (trapicheos y trueques, marrulleo vecinal, picaresca local variada…), y los diversos embates de la realidad son encajados con resignación estoica, pese a estar rozando, a menudo, los confines del aguante humano. Son las horas de día en las que toca discurrir sobre cómo atravesar la vida con lo puesto y sin desmoronarse, o de observar a un tiempo y con resignación la ostentación y los fulgores de los bienes exhibidos por el turista, o los del paisano expatriado que vuelve en vacaciones luciendo joyas o cámaras de fotos caras, y mirando a los compatriotas por encima del hombro...

Esta es la cara opuesta de la Cuba festiva, la desarbolada y varada, la desesperanzada, como hecha de los restos de un naufragio, envuelta en una tragicomedia vital, soportando el desbroce de la propia dignidad -mantenida firme, hasta desollarse por dentro-, y padecer a diario las purgas más devastadoras del ánimo y de la fortaleza personal. Es la Cuba que ve pasar la vida sentada en una mecedora o en un bordillo de acera, no con ilusión y la sonrisa en los labios, sino con resignación, indolencia, y cierto sabor agridulce. Es la otra Cuba que Juan Ramón Menéndez también recoge con gran sensibilidad en su libro, la Cuba de los ánimos inciertos, la de los deseos imposibles, y mutables según la hora del día, la Cuba de la diversión y la fiesta -gracias a la cual se aguantan quizá, con serenidad y humor, los embates de la penuria-, con numerosas reflexiones interesantes, las de un viajero y escritor sensible y entregado al devenir vital, un relato que atrapa por su capacidad de observación de todo cuanto sucede a su alrededor.

 "La Vida desde una Mecedora: un viaje a Cuba," es un viaje físico, pero sobre todo interior y que es donde se produce realmente el viaje (como sucede con las películas -según Bergman-, que están más bien en la mente del espectador, más que en la cinta), un viaje que traslada al lector hasta el interior de cada escena (a la intrahistoria del actual pueblo cubano), al trasfondo y a la realidad desmenuzada de muchas situaciones cotidianas, con un peculiar sentido del humor y cierta socarronería, ingredientes que hacen de este texto un indispensable en la literatura de viajes de los últimos años.

Un libro magistral.

SINOPSIS

Con la llegada de la nieve, una pareja decide en pocos días escapar del crudo y áspero invierno castellano, y viajar a Cuba, a siete mil quinientos kilómetros y diez horas de vuelo. Con poco planificado, mochila al hombro con algunos enseres, y algún conocimiento impregnado de la geografía y de la rica cultura cubana, aterrizan en La Habana buscando una nueva aventura hacia lo humano. Pronto advierten las dificultades en la vida diaria de muchos ciudadanos y la entereza moral con la que las afrontan. Descubren una sociedad profundamente humana, gentil, culta, con enorme talento y gran belleza interior, llena de humor (tragicómico y desenfadado, mordaz y autocrítico), con una rica música tradicional, y una variada y arraigada cultura popular. Se alojan en hogares de diversas familias y particulares -cada uno francamente peculiar-, comparten andanzas, tribulaciones, jolgorios y fiestas con decenas de ciudadanos pintorescos en la Cuba urbana y rural -que se suceden en el libro, al cual más exótico-, y viven numerosas peripecias en localidades de nadie, o en sus ciudades (Habana, Santiago, Trinidad, Camagüey, Pinar del Río…) y comparten con sensibilidad y gran capacidad de observación su difícil devenir diario.

EL AUTOR

El autor, Juan Ramón Menéndez Jiménez, es escritor y cineasta desde joven, actualmente realizador audiovisual y redactor de profesión, licenciado en Ciencias de la Información, rodó varios cortometrajes (O´Güenesey, en 1991, y Sea la luna, en 1994) por los que obtuvo diversos premios y reconocimientos. Amante de la cultura, geografía y tradiciones españolas, ha realizado más de cien viajes por toda la Península en diversas motos. Ha residido en Praga dos años, donde escribió "Diarios de Praga" (1993-1994). Viajero de mochila y mente abierta, ha realizado estancias cortas en otros países (Reino Unido, Francia) y ha viajado por más de treinta (Argentina, Japón, Kenya, Irán, Brasil, Myanmar, Chile..., etc). Todo este movimiento dio lugar a relatos como Viaje a Persia (2005), Namaskar (2009), Irreverencias (2012) y guiones de largometraje como, Estanislao (1997), o, Numancia (2003). Se dedica desde la adolescencia a recopilar citas de pensamiento y narrativa que guarda de sus lecturas, y que son su guía ético moral diaria. Dice no ser nada sin ellas, o sin la ópera, el teatro, la lectura, el cine o la fotografía. "La Vida desde una mecedora (un viaje a Cuba)" es su primer libro editado.

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